De todo esto de subir y bajar montañas, de ir y volver con vida, de buscar una ruta más fácil o una más técnica, de elegir un sietemil, un ochomil o un cuatromil..... se desprenden muchos conceptos y algunos de ellos no tienen nada que ver con el alpinismo ni viene en ningún manual del “perfecto alpinista”. Todas estas elecciones que hacemos requieren simplemente tener cabeza.
Tener cordura, saber escoger una montaña que no supere demasiado nuestra preparación técnica ni física. Porque a veces se nos llena la cabeza de pajaritos con las montaña perfecta, la montaña soñada y puede que esa montaña tan vertical, perfecta, difícil y hermosa no sea la que estamos preparados para subir.
Elegir la época adecuada: antes del monzón? Después del monzón? Invierno? Verano?
Llevar la equipación adecuada para las condiciones que nos podremos encontrar allí, ropa técnica para temperaturas muy bajas, guantes de repuesto, calcetines extremos, todo específico para el frío que tendremos allí.
Botiquín de expedición. Importantísimo llevarlo y saber utilizarlo adecuadamente. Cuando estamos en casa a nivel del mar, no nos imaginamos cuánto nos va a doler la cabeza cuando lleguemos a 4.000 mts. Hay que ponerse en el caso de que puedes coger un virus, tener diarrea, fiebre, otitis, conjuntivitis.... cada uno de estos males en un lugar remoto y perdido del Himalaya, se agudiza y puede suponer el fin de una expedición.
Planificar bien la logística, el material a llevar, revisarlo en casa, las tiendas, un kit de reparación, parches, herramientas para afilar crampones, navaja multiusos, bridas, son cosas que allí no hay, tenemos que planificarlo bien para no vernos en peligro por no haber arreglado una tienda o no haber puesto a punto el equipo.
Ya llega la fecha clave. Salimos de expedición mañana (sábado 10 oct.). Todo un año enfrascados en el proyecto, buscando información de la montaña, buscando una empresa en la india que nos dé buenas vibraciones, ya que llegaremos allí y estamos en sus manos hasta el campo base. Tramitar los visados, ponernos las vacunas, solicitar el permiso de ascensión, buscar esponsors, ahorrar, entrenar, solicitar el permiso en el trabajo, malas caras, tranquilizar a la familia, contárselo a los amigos..... todo eso y mucho más va a ver sus frutos ya dentro de unos días.
En el momento en que me monto en un avión, después de un año entero de tantos preparativos, correos y gestiones, cierro los ojos, intento relajarme, no pensar, dejarme llevar y empieza el viaje, empieza la aventura. Empiezo a sentirme yo misma, libre de preocupaciones, peeero comienzan ahora otras dudas, jeje, LA MONTAÑA. ¿Cómo será la montaña?
¿Será la de la foto que llevo en el móvil y miro cada día? ¿O será más dura y más fría? ¿Conseguiremos superarla o no se dejará domar por nosotros? ¿nos dejará el tiempo hacer frente a nuestro objetivo o nos hará darnos la vuelta sobre nuestros pasos?
No sé nada, esa incertidumbre me encanta. Habrá que tomar decisiones acertadas, habrá que ir con cautela conquistando paso a paso cada metro.
Como cada reto, hay que ir preparado para abordarlo y preparado para saber darse la vuelta, así voy yo, con la motivación necesaria como para conseguir este reto y con la sensatez suficiente como para saber renunciar si es necesario.
El día 12 de octubre llegaré a Delhi donde esperan 38 ºC.y contrastes de la vida, en la cumbre del Satopanth –30ºC, un gran cambio para el cuerpo que va a sufrir la aclimatación no solo a la altitud, también a esta temperatura tan extrema.